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RITOS INICIALES Todo lo que precede a la Liturgia de la Palabra tiene el carácter de introducción. Sirve para que los asistentes expresen su ser Comunidad, y se dispongan a una celebración consciente y fructífera, oyendo atentamente la Palabra de Dios y participando en la celebración de la Eucaristía. Estos ritos son: El Canto de entrada, el Saludo, el Acto Penitencial, el Señor Ten Piedad, el Gloria (los domingos y festivos) y la Oración Colecta. 1 Canto de entrada. ¿Qué finalidad tiene? Abrir la celebración, fomentar la unión entre los fieles reunidos y elevar sus corazones para la contemplación del misterio litúrgico del día. El primer signo de la presencia de Cristo es la asamblea reunida. ¿Cómo se desarrolla? El sacerdote entra en el templo y se dirige procesionalmente hacia el altar. Esta procesión simboliza el camino que recorre la Iglesia peregrina hasta la Jerusalén celestial. Cuando forma parte de la procesión un ministro lleva la Cruz y otro, el Evangeliario, que son los Evangelios, simbolizando que Cristo, Redentor y Maestro nos llevará hasta el fin de ese camino. Por eso, los fieles se ponen de pie para indicar su disponibilidad en la celebración que va a tener lugar. Mientras el sacerdote se dirige hacia el altar tiene lugar el canto de entrada. Al llegar al altar, que simboliza a Cristo, se realiza: • Inclinación profunda, que es un gesto de intenso respeto. • Beso del sacerdote al altar, en nombre de todo el pueblo reunido, es el beso de la Iglesia a su Esposo, que es Cristo (Si la misa es concelebrada, lo besan todos los concelebrantes). • Incensación (en algunos casos), es como símbolo de honor, de purificación y santificación. 2. Saludo. El sacerdote, extendiendo las manos saluda al Pueblo: "El Señor esté con vosotros..." Anuncia a la Asamblea congregada la presencia del Señor. ¿Cómo se desarrolla? Al terminar el canto de entrada, el sacerdote y toda la comunidad hacen el gesto de señal de la Cruz, unida a la fórmula "En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". El gesto de la señal de la cruz recuerda que el sacrificio de Cristo es la fuente de toda santificación. La fórmula es un acto de fe en la Trinidad y recuerda el Bautismo. Luego el sacerdote y los fieles se intercambian un saludo, un diálogo. El saludo manifiesta el misterio de la Presencia de Dios entre los que se han reunido en su nombre. 3. Acto Penitencial. El sacerdote invita a los fieles al arrepentimiento: "Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados". El acto penitencial manifiesta el sentir que tiene la Iglesia de ser comunidad de pecadores. Sirve para considerar la realidad del pecado, crecer en espíritu de penitencia, y considerar la misericordia de Dios. Este acto consta de tres partes: • Invitación a los fieles para que se examinen y reconozcan pecadores. Este momento de silencio es importante y forma parte de este acto. • Petición de perdón, que se expresa con la oración "Yo confieso ante Dios todopoderoso" con el gesto de un golpe de pecho al decir: “Por mi culpa,…”. (En el caso de no usarse exclusivamente la fórmula de “Señor, Ten Piedad…”). • Absolución, que no es sacramental, sino que expresa un deseo de perdón de Dios. El sacerdote implora: “Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna”. 4. Señor, Ten Piedad. Es un canto de súplica en la que los fieles aclaman al Señor y solicitan su misericordia. Aunque es un canto, puede recitarse. En ese "Ten Piedad" se incluyen todos 5. Gloria. Se canta o se dice el himno: “Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad...”. Es un canto antiquísimo de aclamación y súplica. Se canta los domingos -fuera del tiempo de Adviento o Cuaresma- y en celebraciones solemnes o con asistencia especial del pueblo. Comienza con las palabras del ángel en Belén. Sigue con una estrofa dirigida a Dios Padre, como Señor, Rey del Cielo y Omnipotente. Continúa con una segunda estrofa dirigida a Dios Hijo, al que se llama Señor, Cordero de Dios, Hijo del Padre: es decir, se resalta su señorío, su carácter redentor y su filiación natural divina. Concluye con una glorificación a Cristo, al Espíritu Santo y al Padre. 6. Oración Colecta. Es una oración que el sacerdote proclama, y que consta de cuatro partes: • Invitación a la oración. • Un momento de silencio, para la oración personal. • Oración, con las manos extendidas por parte del Sacerdote, que concluye con una profesión de fe dirigida a la Trinidad, con la fórmula: “Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo...”. • Aclamación y asentimiento por parte del pueblo, que contesta: “Amén”. Esta oración colecciona todas las intenciones particulares y les da una orientación comunitaria única.