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LA LITIRGIA DE LA EUCARISTÍA Es la parte central de la Misa. La Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística no son dos actos de culto distintos, sino dos momentos celebrativos de un único misterio. La Iglesia ha estructurado la celebración de la Liturgia Eucarística a partir de las acciones que corresponden a las palabras y gestos del Señor en la Última Cena (memorial). En la Última Cena Cristo instituyó el convite pascual, por medio del cual el Sacrificio de la Cruz se vuelve continuamente presente cuando el sacerdote, que representa a Cristo, realiza la acción que el mismo Señor cumplió y ordenó a sus discípulos que hicieran en su memoria. 1. Presentación de las ofrendas. El verdadero ofertorio de la misa es Cristo. Primero se prepara el altar o mesa del Señor, colocando el corporal, el cáliz y el Misal en el altar. Luego los fieles presentan en el altar el pan y el vino que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Las reciben el diácono o el sacerdote. También pueden traerse otras ofrendas, para fines caritativos o útiles para el sostenimiento del culto. Se colocan fuera de la mesa del Señor. ¿Qué tradición tiene la presentación de las ofrendas? En los primeros siglos de la Iglesia, los fieles llevaban de sus casas los dones que debían ser ofrecidos, y que eran presentados al sacerdote por un diácono. ¿Qué significado tiene este rito de las ofrendas? Tiene un significado antropológico: ese ofrecimiento de los frutos más representativos del trabajo del hombre significa el ofrecimiento de cada fiel en concreto, de su vida, de su trabajo, de sus ilusiones. Tiene un significado social: no son ofrendas sólo individuales, sino de toda la Iglesia. Tiene un significado bautismal, porque sólo pueden hacer ofrendas los bautizados en comunión con la Iglesia. Tiene un significado eucarístico, porque los dones se presentan para ser consagrados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Presentación del pan y el vino. Se presentan por separado, siguiendo la tradición litúrgica. Lo contrario sería además empobrecer los signos A continuación el sacerdote toma entre sus manos la patena con la hostia y elevándola un poco, recita una plegaria de bendición. Hace lo mismo con el cáliz. Antes de presentar el vino se depositan en el cáliz unas gotas de agua. Es un rito antiquísimo donde el agua simboliza a los fieles y el vino a Cristo, su mezcla con el vino simboliza la unión de nuestra naturaleza humana con la naturaleza divina de Cristo, y también expresa el agua y la sangre que brotaron el costado de Cristo al ser traspasado con la lanza. Oración privada del sacerdote. A continuación viene la oración privada del sacerdote ("Acepta Señor muestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde..."), y en ocasiones, la incensación de las ofrendas sobre el altar y del altar mismo. Esta incensación simboliza que la oblación y la oración de la Iglesia se eleva a Dios como el incienso. Pueden ser incensados también el sacerdote y el pueblo, después de la incensación del altar. Lavatorio de manos. El gesto práctico de lavarse exteriormente las manos después de tocar las ofrendas o utilizar el incensario, simboliza el deseo espontáneo de purificarse el corazón antes de tocar las cosas sagradas, santas. Mientras se lava las manos el sacerdote ora en silencio: “Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado”. Es decir, que hace un acto de contrición y se prepara para celebrar más dignamente el Santo Sacrificio de la Eucaristía. Invitación a orar a la que responde el pueblo. A continuación, dirigiéndose a todos los fieles les invita a la oración: “Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso”. Todos contestan: “El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia”. Oración sobre las ofrendas. Es una oración que se recita en voz alta, con las manos extendidas, y que cierra y condensa el sentido de esta primera parte de presentación de los dones. Esta oración prepara a la Asamblea para su participación en la gran oración eucarística. La Iglesia ruega para que, unidos a la entrega de Cristo, los fieles ofrezcan su existencia entera a Dios Padre.