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EVANGELIO DEL LUNES DUODÉCIMO DEL TIEMPO ORDINARIO, 20 DE JUNIO 2016-CICLO C: Mt 7, 1 5: "EN EL MATRIMONIO SE TRIUNFA HABLANDO BIEN". No me digan que los problemas del matrimonio no tienen solución. Hay quien vive así, pensando que los problemas del matrimonio no tienen solución. Este Evangelio nos da la solución, aunque no es tan fácil vivirla. Recuerdo haber atendido a una persona en Venezuela, que me pidieron si la pudiera ayudar, pues estaba pasando por un momento difícil en su matirmonio. La recibí y la dejé que hablara y, mientras la escuchaba, yo estaba pidiendo a Dios que me aconsejara qué podría decirle… Me vino una chispa de Dios y le dije: “Me parece que todos sus problemas se pueden resolver en el auto, mientras usted va en el auto”. Ella me respondió: “Explíqueme la parábola, padre”. En el auto vamos preparando la guerra o la paz. Cuando usted va en el auto, en vez de convertir el auto en un lugar de oración, de reflexión, serenidad, olvidando las tensiones del trabajo… y regresar a casa para encontrarse con sus hijos y marido, quizá usted va armando la guerra en el auto. Quizá va haciendo un montón de juicios. NO JUZGUES Y NO SERÁS JUZGADOS. Jesús está hablando después del Sermón de las Bienaventuranzas y nos explica qué significa. Él nos habla acerca de todos los juicios que hacemos en el interior y en el exterior. Con la vara con qué juzgues, vas a ser juzgado. Si consideramos sólo esto, algunos de nosotros ya estaremos muriéndonos de miedo. ¡Vaya la vara que usamos! Muchas veces golpeamos espiritualmente, acabando con la fama de todos en nuestro interior, vecinos y no vecinos. No salimos de casa, pero cuántos balazos damos hacia todos los que pasan al lado de nuestra casa. En la casa de tu corazón cuántos juicios hay. Te comes al vecino, a la esposa, al esposo en tu interior. No hablas mal, pero destruyes tu corazón. Si tu corazón es una piedra, es tan duro que no acepta, no se cultiva en la riqueza del corazón, que es amar, no sólo destruyes al vecino, sino te destruyes a ti mismo. En el interior te vas destruyendo. Cuando el juicio sale de tu corazón, se llama crítica, y es una destrucción permanente. Así podría suceder con nuestros maridos. Si vamos hablando por todas partes, tarde o temprano se sabe. Critica, crítica que algo queda. Pero, es mejor hablar bien, que no sólo queda, sino que permanece para siempre. Habla bien para que el Señor te diga al final de la vida: “Entra al Cielo, que es para los que siempre hablaron bien, de todos y de todo”. A NADIE NOS TOCA JUZGAR. Sólo a Dios. Hablar mal no es de un cristiano. Por eso, cuando andas queriendo quitar la paja de tu hermano y no miras lo negativo que hay en ti, Jesús llega a decir: “Hipócrita”. ¿Cómo quieres tener un matrimonio para toda la vida si estás destruyendo a tu propio marido en tu propio corazón con tus juicios? ¿Acaso tu esposo, antes de casarte, no tenía defectos? ¿Cómo es que, después de casado o casada, dejaste de ver lo bueno que tenía tu esposo o esposa? ¡Es hemoso aprender a cambiar los lentes, o mejor dicho, a tener lentes de novio! Lentes que sólo ven lo bueno, lentes de católico que sólo ven lo positivo. Con la vara de la buena palabra siempre triunfarás, con la vara de la benedicencia siempre triunfarás. Éste es el secreto de muchos matrimonios, por no decir de todos: El secreto del bien juzgar, del hablar bien. Así, cambiará el mundo, tu alrededor. ¡Qué hermoso hablar bien de todos y de todo. ¡Con la ayuda del Dios se puede, para que demos el ejemplo y testimonio de sólo hablar de las personas con las que nos encontremos! ¡Ése es mi mejor deseo! ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C. PONGO MI LINK DE FACEBOOK, por si alguno quiere hacer algún comentario o quiere contactarme: https://www.facebook.com/FRSGG/