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EVANGELIO DEL DOMINGO 5º DEL TIEMPO ORDINARIO, 5 DE FEBRERO 2017-CICLO A-Mt 5, 13-16: “¿PARA QUÉ ESTOY AQUÍ, EN ESTE MUNDO?”. Es una pregunta interesante. Una pregunta que debemos hacernos todos al paso por este mundo, para no terminar como aquél, que en su tumba decidió que se escribiera: "Aquí yace alguien que no supo para qué vino a este mundo". El Evangelio de hoy nos revela el secreto y la respuesta a esta pregunta de todos los tiempos y para todos los hombres: ¿Para qué estoy en este mundo? USTEDES SON LA SAL DE LA TIERRA. Jesús nos está diciendo que somos eso: sal de la tierra. Pero, ¿qué significa? Hoy tenemos refrigeradores para conservar los productos perecederos, como la carne, el pollo, el pescado. Tiempo atrás era la sal que se usaba no sólo para condimentar, sino también para conservar. Cuando Jesús nos pide que seamos la sal de la tierra, nos está diciendo que nuestra misión consiste en conservar el mundo, sus valores, las buenas costumbres, la fe. Y nos corresponde hacer que la fe crezca. A los papás nos toca ser auténticos catequistas. Nos toca estar atentos para no perder sabor... USTEDES SON LA LUZ DEL MUNDO. Somos luz, para estar en el candelero. El católico no ha nacido para esconderse, ni tampoco le debe dar miedo de ser católico. Nos toca iluminar. No debemos ser católicos de domingo, "calientabancas", como a veces se suele decir. Nos toca llenarnos las manos de obras buenas y dar testimonio, a fin de que el mundo esté bajo la luz. HACER TODO PARA GLORIA DE DIOS. Preguntémonos para qué hago lo que hago. Si sólo es para darme un gusto personal, voy equivocando mi camino y vida. Todo es para dar gloria a Dios, sin importar lo insignificante, porque a los ojos de Dios cada cosa tiene su valor. San Rafael Arnaiz Barón (1911-1938), monje trapense español Escritos Espirituales, 12/04/1938 Ser luz del mundo porque hemos recibido la luz del mundo (Cf Jn 8,12) Busqué la «verdad» y no la hallé; busqué la caridad y sólo vi en los hombres algunas chispitas que no llenaron mi corazón sediento de ella; busqué la paz y vi que no hay paz en la tierra. Ya la ilusión pasó; pasó suavemente, sin darme cuenta ; el Señor que es quien me engañó para llevarme hacia sí, me abrió los ojos, ahora ¡qué feliz soy! "¿Qué buscas entre los hombres?, me dice. ¿Qué buscas en la tierra en la que eres peregrino? ¿Qué paz es la que deseas?" ¡Qué bueno es el Señor.,.; ahora ya veo claramente que en Dios está la verdadera paz; que en Jesús está la verdadera caridad; que Cristo es la única Verdad.. Ya que me has dado luz para ver y comprender, dame, Señor, un corazón muy grande, muy grande para amar a esos hombres que son hijos tuyos, hermanos míos, en los cuales mi enorme soberbia veía faltas, y en cambio no me veía a mí mismo. ¿Si al último de ellos le hubieras dado lo que a mí? Pero Tú lo haces todo bien. Mi alma llora sus antiguas manías, sus antiguas costumbres; ya no busca la perfección en el hombre; ya no llora el no encontrar "donde descansar" (Mt 8,20) . Ya lo tiene todo. Tú, mi Dios, eres el que llena mi alma; Tú mi alegría; Tú mi paz y mi sosiego. Tú, Señor, eres mi refugio, mi fortaleza, mi vida, mi luz, mi consuelo, mi única Verdad y mi único Amor. ¡Soy feliz, lo tengo todo! Pidamos a Dios nos conserve el corazón lleno de su luz y las obras de nuestra vida llenas del testimonio y la coherencia de vida para que seamos en todo lugar: Luz y sal de la tierra. Cuenten con mi oración y Bendición y la de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C. PONGO MI LINK DE FACEBOOK, por si alguno quiere hacer algún comentario o quiere contactarme: https://www.facebook.com/FRSGG/