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¡Mira la serie completa aquí! http://www.holylanguage.com/espanol.html El ideograma de la JET es una puerta. Como octava letra del alfabeto, la JET nos habla de un nuevo comienzo, de una vida nueva, de trascender. 7 días tiene una semana, y el 1er día de la semana siguiente, que marca un nuevo comienzo, es también el 8vo día. 8 fueron los sobrevivientes al diluvio universal en tiempos de Noé (Gn7:13), después de lo cual comenzó una nueva etapa en la historia de la humanidad (Gn7:13). La representación pictográfica antigua de la JET constaba de hecho de 3 divisiones, como los 3 pisos del arca (Gn6:16c). En su octavo día de vida, el bebé judío es circuncidado, indicando mediante ese pacto de sangre, una nueva relación con el Creador. Jesús resucita luego de un día de reposo, un primer día de una nueva semana, que a la vez es un octavo día. Es un antes y un después en la historia de la humanidad La nueva vida es de orden espiritual. La JET nos habla del reino sobrenatural del Espíritu, de la plenitud del mundo porvenir (Heb6); de los dones espirituales, del carisma (1Co12:8-10). Pero toda esta manifestación sobrenatural debe ser precedida por una profunda comunión espiritual con Dios, así como la ZAÍN, que simboliza lo espiritual, precede a la JET. De otro modo seremos como los creyentes de la iglesia de Corintio, con dones del Espíritu Santo pero deficientes en el temperamento, en el fruto del Espíritu, que es amor (1Co13). La aplicación de la Torá, de la Palabra, de los preceptos bíblicos sobre nuestra vida, no refiere a guardar actos religiosos externos, o a una hueca liturgia. La aplicación de esa Palabra refiere a aprender a vivir con honestidad, en integridad, amando a Dios y al prójimo. Luego vendrán los dones con toda la bendición que implican; mas sin amor, no aprovechan en plenitud. La vida espiritual se origina en un acto de fe. Por eso decimos que nosotros los creyentes somos hijos de Abraham, el padre de la fe. Él le creyó a Dios, y le fue contado por justicia (Gn15:6). Fruto de esa fe, concibió junto a Sara a Isaac, el hijo de la promesa, tipo de la vida nueva. El nombre Isaac significa en hebreo: “sonreirá”, y proviene de la raíz TZAJÁK, o reír. Este verbo en hebreo se compone de 3 letras: una primera letra, la TZÁDIK, cuyo valor numérico es 90 (como la edad de Sara al concebir a Isaac); una tercera letra, la CÚF, cuyo valor numérico es 100 (como la edad de Abraham al concebir a Isaac); y en el medio, una JET, fruto de la vida gestada por esa pareja: símbolo de un nuevo comienzo. Hoy día la JET se representa por 2 trazos que parecen otras 2 letras: una ZÁIN y una VAV, las cuales simbolizan a la mujer y al varón, respectivamente. Esto nos lleva a relacionar la JET con la institución matrimonial, en la que se gesta la vida. Es en el contexto de un matrimonio que se conciben niños. El matrimonio es una puerta a una nueva vida, a un nuevo pacto. La palabra vida en hebreo es: JÁI, en tanto JEN es gracia. De estos 2 conceptos habla el apóstol Pedro a los varones en el contexto de la convivencia matrimonial: “dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la GRACIA de la VIDA” (1P3:7). Casarse implica un nuevo estadio, una vida nueva, y la convivencia requiere de la gracia para subsistir. La ceremonia matrimonial en el judaísmo sucede bajo una JUPÁ, palabra que se escribe con JET y que es esa especie de dosel o toldo bajo el cual los novios se desposan. Al separar las 3 letras de esta palabra, tenemos otra frase: “JET-PÓ”, o: “la JET está aquí”; que es decir: la gracia y la vida están aquí. El matrimonio es una institución sagrada donde se manifiestan la gracia y la vida.