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LIBRO PRIMERO DE HENOC (Etiópico) Parte 1 de 2. I. INTRODUCCION 1 Palabras de la bendición de Henoc: sobre cómo bendijo a los elegidos y a los justos que deberán estar presentes en el día de la aflicción fijado para apartar a todos los malvados y perversos. Habló, pues, Henoc así: Hubo un varón justo, cuyos ojos fueron abiertos por Dios, que tuvo visiones santas y celestiales, lo que me han mostrado los ángeles, de quienes todo oí y comprendí lo que veía; visiones que no son para esta generación, sino para una lejana, que ha de venir. Sobre los elegidos he hablado y acerca de ellos he dicho una parábola: saldrá el Santo y Grande de su morada, y desde allí el Dios eterno caminará al Monte Sinaí, y se mostrará con su milicia y aparecerá con toda su fuerza desde el cielo. Temerán todos y temblarán los vigilantes, sobrecogiéndoles el temor y un gran temblor hasta los confines de la tierra. Se estremecerán los altos montes, se humillarán los elevados collados y se derretirán como cera ante la llama. Se hundirá la tierra, perecerá cuanto hay en ella, y tendrá lugar el juicio universal, incluso de los justos todos. A éstos, sin embargo, dará paz (Dios), custodiará a los elegidos y habrá misericordia para ellos; serán todos de Dios, triunfarán, serán benditos y brillará para ellos la luz divina. He aquí que llegará con miríadas de santos para hacer justicia, destruir a los impíos y contender con todos los mortales por cuanto hicieron y cometieron contra él los pecadores e impíos. Orden de la naturaleza 2 Contemplad toda la obra del cielo: cómo sus luminarias no cambian sus órbitas, saliendo y poniéndose todas regularmente, cada una a su tiempo sin transgredir su norma. Mirad la tierra y reparad en la obra hecha sobre ella, desde el principio hasta su consumación, cómo no cambia ninguna obra de Dios mientras se manifiesta. Observad el verano y el invierno: cómo toda la tierra se llena de agua, y las nubes, el rocío y la lluvia se detienen en ella. 3 Contemplad y mirad los árboles todos: cómo aparecen secos y despojados de sus hojas, salvo catorce especies perennes que mantienen las viejas hasta que llegan las nuevas, dos y tres inviernos. 4 Contemplad también los días de verano, cuando el sol en sus principios se eleva y buscáis la umbría y protección a causa del ardor del sol, pues la tierra arde por la fogosidad del calor y no podéis pisarla, ni tampoco las rocas, a causa del calor. Contraste con el ser humano 5 Contemplad cómo los árboles se cubren de verde follaje y fructifican, advertid todo y sabed que estas cosas os las hizo el que vive eternamente; que su obra está presente ante él cada año, y toda ella le sirve y no cambia, sino que, como ha decretado Dios, así se cumple todo. Mirad cómo mares y ríos de consuno cumplen su función. Pero vosotros no habéis perseverado ni cumplido los mandamientos de Dios, sino que habéis prevaricado y proferido orgullosas y graves palabras por vuestras bocas impuras contra su grandeza. Empedernidos de corazón, no tendréis paz; por eso maldeciréis vuestros días, arruinaréis los años de vuestras vidas, se multiplicará la maldición eterna, y no os alcanzará misericordia.