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PARALIPOMENOS DE JEREMIAS Dios anuncia a Jeremías la destrucción de Jerusalén Cuando los hijos de Israel fueron llevados en cautiverio por el rey de los caldeos, sucedió que habló Dios a Jeremías: «Jeremías, mi elegido, levántate y sal de esta ciudad, tú y Baruc; pues voy a destruiría a causa de la multitud de los pecados de quienes habitan en ella. Vuestras oraciones, ciertamente, son como pilar bien asentado en medio de ella y como muro indestructible en torno suyo. Ahora, pues, levantaos y salid antes de que el ejército de los caldeos la rodee» .... Jeremías respondió diciendo: «Te suplico, Señor, me concedas a mí, tu siervo, hablar en tu presencia». Respondióle el Señor: «Habla, mi elegido Jeremías». Habló Jeremías: «Señor Todopoderoso, ¿vas a entregar la ciudad elegida en manos de los caldeos para que se vanaglorie el rey con la multitud de su pueblo y diga: 'He prevalecido sobre la sagrada ciudad de Dios'? No, mi Señor! Pero si es voluntad tuya, sea aniquilada por tus manos». Y dijo el Señor a Jeremías: «Puesto que tú eres mi elegido, levántate y sal de esta ciudad, tú y Baruc, ya que voy a destruirla por la multitud de los pecados de quienes habitan en ella. Pues ni el rey ni su ejército podrán entrar en ella si yo no abro primero sus puertas. Así, pues, levántate, ve hacia Baruc y dale a conocer estas palabras. Y a la hora sexta de la noche levantaos e id a los muros de la ciudad, y os mostraré que si yo no aniquilo primero la ciudad no podrán entrar en ella». Una vez que hubo dicho esto, el Señor se apartó de Jeremías.