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"Ma Nishtaná" ("¿Qué hay de diferente... ? ") Una de las panes fundamentales del Séder pascual judío era la Haggadá o relato referido al capítulo 12 del Éxodo en el que se narra la salida de los israelitas de Egipto y la celebración de la primera Pascua. Su inclusión en la liturgia de esta noche viene dispuesta expresamente por la Escritura: "Y cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: ¿qué significa esto?, le dirás: "Con mano fuerte nos sacó Yahveh de Egipto, de la casa de servidumbre..." (Ex 13, 14)"Estas preguntas reciben en hebreo el nombre de "Ma Nishtaná"("¿Qué hay de diferente... ? "). Su forma y contenido han variado con el paso del tiempo. En principio son cuatro preguntas fijas a las que se añaden las interrogantes espontáneas derivadas de la curiosidad infantil. ¿Por qué esta noche estamos levantados? A los niños que hacen esta pregunta, lo que más les llama la atención es el hecho de estar levantados y no acostados en la cama como es habitual a esas horas de la noche. Estar despierto, de pie, levantado, es una postura normal en aquellos que sienten la proximidad de algo importante.Es imposible descansar o tumbarse cuando sentimos que algo maravilloso se acerca. Nuestra alma obliga al cuerpo a estar atento. ¿Por qué hemos ayunado? Esta es la típica pregunta de los que viven la Pascua enfadados. Es la duda de los rebeldes. Durante las horas anteriores a la Pascua, la Iglesia proclama un ayuno en el que se nos invita a participar a fin de estar bien dispuestos para la fiesta y el banquete pascual que disfrutaremos durante la madrugada del Domingo de Resurrección. ¿Por qué esta noche esperamos? Esta es la pregunta de los resignados, de los que viven la fe como un montón de mandamientos que hay que cumplir a la fuerza, sin alegría, sin entusiasmo, sin esperanza. Para ser tan jóvenes, estos niños ya saben que no hay otra solución más que aguantarse y fastidiarse. La lección se la saben muy bien: Jesucristo ha sufrido mucho por los pecadores, ha muerto y ha resucitado. Pero es que Él era Dios y Dios es muy bueno y muy fuerte. Y Él está en el cielo pero nosotros tenemos que vivir en la tierra. Es cierto que a veces ayuda algo, pero a quien le toca la china, que se aguante.Los que preguntan "¿qué esperamos?" es porque se asombran de que a estas alturas todavía haya alguien que mantenga la esperanza de que las cosas cambien, de que la felicidad y la vida verdadera aun sean posibles. ¿Por qué esta noche estamos levantados, hemos ayunado y estamos esperando?" Ahora les toca el tumo a los que todo les llama la atención porque ni se han esmerado, ni entienden nada de lo que sucede a su alrededor. Si estos niños en vez de personas fuesen animales, se les podría comparar con una tortuga. Tienen un caparazón duro como el cemento; se meten dentro y se apartan de todo lo que les rodea. En su cabeza sólo habita un pensamiento: "Dejadme en paz". ¿A qué viene tanto jaleo? Yo no comprendo nada, ni me interesa nada. No quiero que me molestéis. Es fácil que quienes tienen esta actitud tan apática, hayan pasado en las hayan pasado en las Pascuas anteriores por todas las formas posibles de estar: primero, por la del niño rebelde que no quiere sufrir y después por la de aquel otro que no tiene esperanza. De esa forma ha acabado por no fiarse de nada ni de nadie. Él va a su aire y tal como entra en la celebración, sale de ella. Se agradece la colaboración de varios hermanos.