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El budismo es una religión originaria de India que sigue las enseñanzas de Siddharta Gautama, un nepalí que en el siglo V a.C. fundó una doctrina basada en la supresión del deseo como camino para combatir el sufrimiento y alcanzar el nirvana o estado de liberación. Hoy el budismo tiene aproximadamente 365 millones de adeptos en todo el mundo y se separa, en términos generales, en dos ramas: Theravada, que se expande por India, Sri Lanka y todo el sudeste asiático (incluida Birmania), y Mahayana, presente más al norte, en países como China, Taiwán y Japón. Una de las decenas de versiones que tiene esa segunda rama es el budismo tibetano, que se ha hecho famoso en todo el mundo gracias a su figura más importante, el Dalai Lama. Esa ala del budismo, en efecto, está dominada por los pacifistas en sandalias y rapados con que se suele asociar al budismo. Pero no todos son así. "Hay una gran variedad de tradiciones budistas y una puede estar en contraposición a las otras", le dice a BBC Mundo Michael Zimmermann, del Centro de Estudios Budistas de la Universidad de Hamburgo, en Alemania. "Tienen una historia de 2.500 años y cada una tiene una visión diferente acerca del uso de la violencia", explica. ¿Pacifistas? En el Dhammapada, el libro sagrado del budismo, Buda dice: "La vida es apreciada por todos. Al comparar a los otros con uno, uno no debe nunca matar o causar la muerte". Los pensamientos agresivos son rechazados por cualquier enseñanza budista, le dice a la BBC el profesor de la Universidad Oxford Alan Strathern. El budismo incluso tiene formas prácticas de eliminarlos. El budista inglés Stephen Batchelor, quien se convirtió en los años 60 y se ha vuelto un importante pensador de tendencia secular, explica que cuando se enfrenta a una situación violenta, como una pelea familiar, se le enciende una señal de alarma que lo ayuda a sostener la rabia. "Desarrollas una conciencia de ti mismo a través de la meditación", le dice a BBC Mundo. "Yo me enfurezco como cualquier otra persona, pero busco una forma de vida que no me exponga a situaciones de violencia". "No obstante -continúa- para mí es fácil: soy un británico de clase media cuya existencia no está amenazada; me imagino la situación de que mi país, mis valores, mi identidad o mi territorio están amenazados, y entiendo por qué hay budistas violentos".