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Con frecuencia confundimos el éxito terrenal con el éxito en el Reino Divino. En nuestra cultura el éxito es sinónimo de logros y de riqueza, pero en el ámbito espiritual no se trata de ganar o perder, sino de mayordomía. Para cumplir nuestro destino es importante obedecer, permanecer en el lugar donde Dios nos puso, a pesar de las crisis y tormentas, a pesar de no ver resultados. El plan de Dios para nosotros es perfecto y todo lo que nos pasa es una preparación para el futuro porque el Señor usa también nuestros ‘fracasos’ para llevarnos a un nuevo nivel de bendición. Un mensaje inspirador.