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Mandala (Sanskrit maṇḍala "essence" + "having" or "containing", also translates as "circle-circumference" or "completion", both derived from the Tibetan term dkyil khor) is a concentric diagram having spiritual and ritual significance in both Buddhism and Hinduism.[1][2] The term is of Hindu origin and appears in the Rig Veda as the name of the sections of the work, but is also used in other Indian religions, particularly Buddhism. In the Tibetan branch of Vajrayana Buddhism, mandalas have been developed into sandpainting. They are also a key part of anuttarayoga tantra meditation practices. In various spiritual traditions, mandalas may be employed for focusing attention of aspirants and adepts; as a spiritual teaching tool; for establishing a sacred space; and as an aid to meditation and trance induction. According to David Fontana, its symbolic nature can help one "to access progressively deeper levels of the unconscious, ultimately assisting the meditator to experience a mystical sense of oneness with the ultimate unity from which the cosmos in all its manifold forms arises." The psychoanalyst Carl Jung saw the mandala as "a representation of the unconscious self," and believed his paintings of mandalas enabled him to identify emotional disorders and work towards wholeness in personality. In common use, mandala has become a generic term for any plan, chart or geometric pattern that represents the cosmos metaphysically or symbolically, a microcosm of the Universe from the human perspective. Mándala es un término de origen sánscrito, que significa diagramas o representaciones simbólicas bastante complejas, utilizadas tanto en el budismo como en el hinduismo. Según el Diccionario Sánscrito Inglés, de Monier Williams significa círculo. El Diccionario de la Lengua Española de la RAE acepta también «mandala», sin tilde. Los mandalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizados en el budismo y el hinduismo. Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del universo y soporte de concentración), es generalmente representado como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. En la práctica, los yantra hindúes son lineales, mientras que los mándalas budistas son bastante figurativos. A partir de los ejes cardinales se suelen sectorizar las partes o regiones internas del círculo-mandala. Por otra parte, la mayoría de las culturas posee configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval, ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas, los rosetones de vitral en las mismas iglesias; los diagramas de los indios Pueblo, etcétera. Es muy probable que esta universalidad de las figuras mandálicas se deba al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de perfección (de equidistancia con respecto a un centro) y de que el perímetro del círculo evoque el eterno retorno de los ciclos de la naturaleza (tal como en la tradición helenística lo proponía, por ejemplo, el uróboros). A su vez, en los rituales mágicos es frecuente la separación de un espacio sacro respecto de uno profano; para esto, en la tradición del ocultismo occidental, se ha recurrido y recurre a los círculos mágicos; el espacio sacro —o al menos el del ritual— es el inscripto en tales círculos que, de este modo, cumplen funciones análogas a los mándalas orientales. Esta universalidad de los mándalas hizo que el psiquiatra Carl Gustav Jung los privilegiara como expresiones probables de lo inconsciente colectivo. Para Jung, el centro del mándala figura al sí-mismo (Selbst), que el sujeto intenta lograr perfeccionar en el proceso de individuación. Dentro de las múltiples técnicas de relajación orientales, se encuentra la de pintar mándalas, los cuales son publicados en libros parecidos a los de los libros de colorear de los niños, donde viene el mándala sólo dibujado con líneas y el resto en blanco dispuesto para colorear. Esta técnica de relajación no requiere ninguna disciplina expresa, como puede serlo en otras, ya que quien está haciéndolo lo colorea según sus gustos estéticos e imaginativos. La pueden realizar personas de cualquier edad, siendo además que fortalece la creatividad.