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En nuestro canal encontraras el alimento para el alma que todo creyente necesita, oraciones que invitan al recogimiento y a mantener viva la llama de la fe. Gracias por suscribirte La oración es la acción de comunicarse con Dios, un santo o un difunto, ya sea para ofrecer pleitesía, hacer una petición o simplemente expresar los pensamientos y las emociones. La oración es un diálogo entre Dios y los hombres. El hombre ha sido creado para glorificar a Dios, a través de la oración se le da gloria, de lo cual el ser humano se beneficia espiritualmente, recibiendo el Amor del Padre por la comunión con Jesucristo a través del Espíritu Santo. Mediante la oración se contempla a Dios, se le agradece, se le pide perdón y se le solicita su bendición y ayuda. Normalmente para orar se necesita un clima de recogimiento, silencio y soledad interior para facilitar la unión con Dios; aunque hay momentos de oración comunitaria que lo dificultan, sin ser por ello menos efectiva. Al orar, cada uno puede hacerlo con sus propias palabras o recurrir a algunas de las oraciones tradicionales de la Iglesia. Habitualmente se acompaña el acto de la oración con alguna postura física, como el juntar las palmas de las manos, o mostrar las manos abiertas; el abrir los brazos en cruz; el mirar hacia el cielo, o bien bajar la mirada u ocultar el rostro entre las manos; el realizar movimientos en forma de vaivén; y la postración, como manera de humillarse en actitud ascética de conversión, como arrodillarse o inclinarse. Existe una postura, procedente del budismo zen, adoptada por los monjes cristianos, llamada posición del diamante o postura carmelitana, en la que el orante se pone de rodillas, sentado sobre los talones, con las palmas de las manos abiertas, hacia arriba, sobre las rodillas, en actitud de recogimiento y acogida. Para este fin incluso se han diseñado objetos adecuados: los reclinatorios.