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Iconografía precolombina del Jaguar, Amerindia. El felino, con sus varias clases americanas -jaguar, puma, lince, gato montés, etc- tuvo protagónica vigencia mítico-religiosa en toda Amerindia siendo, en su fundamento ideológico, símbolo cósmico concebido en las iniciales culturas hegemónicas: Olmeca en Mesoamérica y Chavín en Suramérica andina. Se percibe que tal simbología fue instituida como significante de la Tierra y su poder fecundante, la Lluvia, el Sol y/o el Cosmos en su totalidad. También, en el período epigonal militarista, como poder guerrero. Todo esto dicho de manera general, cada cultura y aún en sus distintas épocas, muestra variaciones en su concepción. Fue simbiotizado con el ave, la serpiente y el hombre principalmente en las culturas andinas y con el ave en Mesoamérica. Esta interpretación, proviniente de ideografías creadas por cada cultura, es aproximada -al igual que la de todos los mitos- y tiene en cuenta un concepto fundamental amerindio que vincula a este animal depredador con la realidad natural. Quizás, su total desciframiento, nunca se logrará con exactitud, pero su valoración, deificada y plasmada plásticamente, da la magnitud de su trascendencia dogmática que, todavía hoy, interesa a las mentes indígenas. Toda Amerindia compartió al felino como tótem con una enorme creatividad morfológica de innumerables diseños que se extienden por su ancestral territorio.