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Un impactante servicio de Sanidad se llevó a cabo el pasado Domingo 19 de diciembre donde el ambiente y la poderosa unción de milagros estuvieron presentes en el lugar y la palabra de Fe impartida por el Pastor Javier Bertucci despertó espíritus y oídos para creer que Jesús estaba interesado en sanar. Enseñaba el pastor que Jesús primero predicaba y luego sanaba, casi era una norma para Jesús. El iba predicando de aldea en aldea y después de predicar empezaba a sanar enfermos. Una de las cosas que el diablo mas usa para tener a la gente enferma es el engaño de que Jesús no quiere sanarnos o Jesús no puede sanarnos. Marcos 1:40-41: "Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio".  La decisión de Jesús es que Él quiere sanarte, Jesús no tiene ningún interés de mantenerte enfermo, Él no comparte ni apoya la decisión de que la enfermedad tienen que ser algo que tiene que ser tolerado como parte de las persecuciones o dolencias del diablo. La Palabra dice que por las heridas de Cristo ya nosotros fuimos curados. Indicando esto que parte de lo que proveyó Jesús en la cruz del calvario no fue solo la salvación sino la sanidad para nuestros cuerpos. La sanidad no es un don para solo algunos es un "derecho para todos". No creamos que la sanidad es un don repartido en un azar en el cielo es un derecho que me corresponde después que Jesús murió en La Cruz. Jesús llevó todas nuestras dolencias en la cruz del calvario, al hablar de dolencia se refiere a un dolor proveniente de una enfermedad, por lo tanto cuando eres salvo debes creer que la enfermedad no es legal en tu cuerpo porque tienes el derecho como hijo y redimido por Cristo a vivir sanamente en esta vida. Cuando te agarras de la promesa de que tú tienes el derecho para vivir sanamente entonces no le permites al diablo que te enferme de ninguna manera. Porque tu derecho es estar sano. La voluntad, la decisión de Jesús es sanarte. El leproso vino a Jesús, si tú vienes a Jesús eres sano. Aquel que tiene poder de sanarte. Marcos 5:25-33: "Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto .Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad". La mujer de flujo de sangre vino a Jesús. El problema de que no hay casi sanidades en una reunión de sanidades es que la gente no viene a Jesús sino que viene al hombre o al evangelista que está predicando y no Jesús. No hay hombre que pueda sanarte. El único que tiene el poder es Jesús cuando vienes a ÉL confiadamente Él te sana, Él te libra y te dará una nueva vida. Toda sanidad es un gesto de amor a Jesús. Una enfermedad delinea tu vida, te obliga a vivir una vida que no es la que Dios tiene para ti, te obliga a tener hábitos y formas que tú no estás llamado ni obligado ha habituarte. La enfermedad no es algo que podamos tolerar tenemos que hastiarnos y rechazarla de nuestras vidas pues no tiene derecho porque Cristo compró la sanidad de nuestro cuerpo y nos acercamos a Él para que nos sane.