54m 25slongitud

El orar es muy importante para la iglesia. El avance, el sustento y la conquista de un creyente se miden por su oración. Orar es un acto de fe, porque oramos a una persona que no vemos, pero sabemos que existe y que obtendremos respuesta. Mateo 26:38-39: “Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Jesús está en el peor momento de su vida, en el Getsemaní. Allí, Él nos demostró que las peores circunstancias no se pasan llorando, criticando o culpando a alguien. Esas circunstancias se enfrentan en la oración, allí se forma tu carácter para enfrentar esa situación. La iglesia debe sacar la mirada de lo natural y colocarla en lo espiritual. Si queremos ver cambios debemos orar. Hemos tenido un avance histórico que debe ser sostenido con la oración. Si comparamos al Jesús en la cruz y al Jesús en el Getsemaní, Jesús en la cruz demostró su amor de salvación por cada uno de nosotros, pero nunca tuvo angustia, porque Jesús le ganó a la angustia orando. En el momento de aflicción el peor error que puedes cometer es rodearte de gente que no ora, porque no te motivarán a seguir creyendo, pero si te unes a personas que oran te darán fuerza y ayuda. No permitas que los problemas te quiebren y te pongan de rodillas, lo único que te debe poner de rodillas debe ser la oración. Hebreos 5:7: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.” Cada vez que ores a Dios, en el nombre de Jesús, ten la seguridad que oras al que te puede librar de esa aflicción, deuda o cualquier situación. Jesús estando en el Getsemaní entendió que la voluntad del Padre era morir en la cruz y aun como hombre, dudó en hacerlo. Existen cosas que nosotros pedimos que no son la voluntad de Dios, pero hay cosas que sí lo son y aunque sean difíciles te van a bendecir. En muchas ocasiones la voluntad de Dios no es lo que deseabas, pero ese camino es donde encontrarás bendiciones. Aunque tu mente busque el camino más corto y el más fácil, lo importante es seguir la voluntad de Dios, así sea lo más difícil, pero la fuerza del Espíritu Santo te hará decidir lo que Jesús quiere para tu vida. La voluntad de Dios es lo que te conviene. Para ver la voluntad de Dios en tu vida, debes someter tus deseos orando. La decisión correcta la tomarás de rodillas, al buscar la voluntad del cielo verás un cambio en tu vida. Jesús nos demostró que ésta es la única manera de entender la voluntad del Padre. Es importante saber que si Jesús que venía del cielo y era el Hijo de Dios, necesitó orar, cuánto más nosotros. Incluso, Jesús ascendió al cielo y continúa orando por nosotros. Necesitamos orar por el país, entendiendo que la oración nos dará la victoria ante Satanás. Enfrentemos nuestros problemas orando, porque orando es la única manera que el mal retroceda. La oración no debe ser un acto de hipocresía, orar es una conexión personal entre Dios y tú. No ores para que otro te vea, sino para establecer una relación espontánea con Dios. Cuando tu oración es secreta y no te preocupas por quién te vio o te escuchó, Dios te recompensa en público, mostrando el milagro que ha hecho en tu vida. Mateo 7:7: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Mateo 6:8: “No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.” Cuando, al orar, logras una conexión óptima con Dios, no necesitas decirle tu necesidad, porque Él ya la conoce. Dios quiere conocer a sus hijos por medio de una relación directa. Orar es una conversación con Dios que va a más allá de tu necesidad. Mateo 6:25: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” Dios conoce tu necesidad y te suplirá abundantemente. Que tu motivación para orar no sea por lo que necesitas, sino para tener una relación con Dios.