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Salmo 32:6: “Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él” Debemos entender que en nuestra humanidad, no nos gusta orar, por eso se necesita una razón o motivación para hacerlo, ya sea una enfermedad, una necesidad o un anhelo. Hay días en que la oración fluye y se da una conexión más fácil con Dios. Es algo inexplicable, no podemos entenderlo, pero es así. ¿Por qué orar? Porque quiero evitar ahogarme en los problemas y tentaciones del mundo. Cuando oramos nos asegurarnos de subsistir y de mantenernos a flote en medio de los problemas. Cuando usted ora se mantiene de pie ante los problemas. Santiago 5:13: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas” Cuando se sienta triste no escuche músicas melancólicas, sólo haga oración. En la tristeza y aflicción usted debe refugiarse en la oración. No debemos compadecernos ante la tristeza del hermano pues lo arrastrará a la tristeza; aconséjele orar. Ponga en Dios todo lo que le atormenta y será sanado de la aflicción. Ningún hermano tiene el poder de sacar a nadie de la tristeza ni la aflicción, sólo Jesús es capaz de hacerlo. ¿Qué me impulsa a orar? La oración es una disciplina para la carne. Al orar decimos “Dios confío en ti” y al mismo tiempo le decimos a la carne “no confío en ti”. Cuando buscas a Dios, las cosas que quieres vienen a ti. En cambio, cuando vas tras las cosas sin Dios, las cosas que quieres huyen. Cuando oramos reconocemos que Dios es nuestro proveedor. Así funciona la dinámica del cielo: al buscar a Dios, las cosas siempre llegan. Lo mejor de eso es que al llegar las cosas tú no eres esclavo de lo que quieres, ellas te sirven. Efesios 2:6: “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” Hay un momento durante la oración en la cual se accede a un nivel espiritual donde puede pedir e incluso “ordenar” al estar sentado frente a Cristo. Si vas al Padre en el nombre de Jesús, Jesús va al Padre en tu nombre. En la comunión que tenemos con Cristo al orar, estamos en la dimensión espiritual donde los problemas están debajo del poder de Dios. El que ora siempre va a estar un paso delante de los acontecimientos. El poder de la oración es tal que el creyente, está por encima de cualquier circunstancia o problema, pues Jesús está con él e intercede ante el Padre. No hay problema grande para quien se eleva en oración. Romanos 8:34 “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” Me impulsa a orar el saber que Jesús ora por mí a cada momento y no soy más que Jesús. La oración es muy poderosa para quien aprende a usarla. El que ora menos, avanza menos, y el que más ora, más avanza. No hay nada más peligroso para Satanás que un creyente que sabe orar y que puede cambiar las circunstancias de la tierra. Jacob oró toda la noche por una bendición y la obtuvo. Debemos seguir su ejemplo y orar con fe para que Dios nos responda. La oración debe hacerse con fervor, pasión, fe e intensidad por una causa. Es esa clase de oración que no puede ser ignorada. Los especialistas en orar, son especialistas en ganar. ¿Estarías dispuesto a orar toda la noche por ese problema? Veamos a Jacob que luchó toda la noche por una bendición, pero si luchas en oración Dios te va a responder, en el caso de Pablo que oró a Dios por su problema y en la última oración Dios le respondió. Cuando tengas una petición tómala y no la sueltes hasta que Dios te responda o la veas. Santiago 5:17: “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses” Debes aprender hacer una oración que no sea ignorada, porque el especialista en orar es un ganador. En este verso, el Espíritu Santo nos iguala a cualquiera de los profetas de la Biblia. Si oramos fervientemente tendremos los mismos resultados que el profeta Elías. Si nos ponemos de acuerdo y aprendemos a orar podemos hacer que Jesús reine finalmente en Venezuela.