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Autor: Desconocido. Fecha: Es objeto de una gran discusión. Es mirado por muchos eruditos como el libro más antiguo de La Biblia; otros lo situan en fecha tan reciente como la tierra del exilio. Lugar: La tierra de Uz. Tema Principal: El problema de la aflicción de Job. El libro es poético y pictórico en sus descripciones. Lecciones sugeridas: El maligno poder de Satanás en la vida humana. El uso del sufrimiento en el plan divino como un medio de perfeccionar el carácter. Texto Clave: El discurso de Job sobre la sabiduría, Cap 28. El libro El libro de Job (=Job) es el primero de los cinco llamados con absoluta propiedad poéticos y sapienciales. (Véase Introducción a Libros poéticos y sapienciales.) La prosa narrativa ocupa en él un espacio muy reducido; tan solo se encuentra en el prólogo (cap. 1–2), en el epílogo (42.7–17), en un breve pasaje de transición (32.1–6) y en algunos versículos introductorios del diálogo. El resto, prácticamente la totalidad del cuerpo del escrito, es poesía. El autor de esta obra cumbre de la literatura universal se revela en ella como un consumado estilista. Con notable destreza maneja los recursos del idioma, combinando de manera extraordinaria la profundidad de pensamiento con la belleza de un lenguaje poético, sonoro y lleno de ritmo, rico en paralelismos e imágenes de singular plasticidad. El prólogo El prólogo consiste en la presentación de las circunstancias en que se desarrolla el drama y de los personajes que en él intervienen. El protagonista, Job, es un rico hacendado (1.3) que vive con su familia en Uz, población situada, según se cree, en la región aramea que se extendía hacia el sudeste de Palestina. Hombre de fe, descrito como «perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal» (1.1), Job es víctima de una cadena de desdichas que lo dejan bruscamente sin hijos y sin hacienda, enfermo y reducido a una condición miserable (7.4–5). A pesar de todas las desgracias, él confía en Dios y lo bendice (1.21), no deja que sus labios pequen contra el Señor, y aun sale al paso de las quejas de la esposa preguntándole: «¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?» (2.10). En aquella situación, tres amigos del protagonista acuden «a condolerse con él y a consolarlo»: «Elifaz, el temanita, Bildad, el suhita y Zofar, el naamatita» (2.11). Contestando a los lamentos de Job, sus visitantes hablan por turno, y él responde a cada intervención. De esta manera se disponen tres series de discursos (3.1–31.40), a cuyo término aparece otro personaje, el joven «Eliú hijo de Baraquel, el buzita» (32.2, cf. v.6), que toma la palabra para reprender con ironía a Job y a sus amigos. Ninguno de ellos replica al largo y afectado discurso de Eliú (32.6–37.24), después del cual es Jehová mismo quien interviene y pone fin a todo el diálogo (38–41), al que solo seguirán unas palabras de arrepentimiento pronunciadas por Job (42.1–6) inmediatamente antes del epílogo en prosa. Saludos y bendiciones; Cristo Viene.