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Ritual e historia Los más antiguos testimonios del juego, más allá de los vestigios arqueológicos que revelan el espacio donde se practicaba, se hallan en el célebre “libro sagrado” de la cultura maya, el “Popol Vuh”, donde se cuenta que los hermanos divinos retan a los dioses de la muerte y bajan al inframundo para celebrar el Pok táh Pok, el juego solemne de orden astral en el que se enfrentan los elementos contrarios del cosmos (luz y oscuridad, bien y mal, noche y día), por lo que a veces los jugadores poseen un rol de cuerpos estelares o deidades específicas (Tezcatlipoca y Quetzalcóatl era de hecho un enfrentamiento clásico). Debe recordarse que el Pok táh Pok no sólo fue jugado por los mayas —en náhuatl se le conocía como ‘Tlachtli’ y los zapotecas le llamaron ‘Taladzi’, por poner dos ejemplos, aunque de modo general se le nombra ‘Ulama’, y desde hace dos mil años se jugó desde Centroamérica hasta lo que hoy es Sinaloa— porque se trató de una práctica sagrada y consuetudinaria, con el juego se pretendía conocer la voluntad de los dioses y la muerte era el premio; con el tiempo, se volvió profano pero no por ello desapareció su significación religiosa. Por supuesto, los españoles lo prohibieron porque creían que era propicio para la adoración de las deidades “paganas”.