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La ciudad de Haifa, al norte de Israel, es el lugar donde el padre David Neuhaus se encuentra con sus parroquianos cada semana. Esta es una casa que pasa desapercibida. Pero existen decenas de casas como estas en Haifa y 4000 en todo el país. Son católicos de expresión judía, donde más la mitad de ellos son judíos convertidos que se reúnen discretamente. Para algunos esto es un secreto, pero no para todo el mundo. No creo que el secreto sea el elemento más importante. Para mi, lo más significativo es el hecho de crear juntos una comunidad. Muchos de nuestros fieles han decidido ser cristianos a una edad adulta, y por eso, es importante para ellos asistir a un lugar donde más allá de una simple liturgia exista también una vida comunitaria. Una vida comunitaria con espíritu de familia, con un espacio protegido, porque convertirse en cristiano cuando uno es de origen judío no es muy aceptado en Israel. Yo he recibido una educación judía, estuve en un colegio israelí y tuve una educación completamente judía. Yo conocí la Biblia en el colegio, y ya en esa época no era fácil sentirse diferente. Recuerdo que a la edad de diez años fui a la misa de Medianoche y le dije a mis amigos que el Mesías existía y era Jesús. Estos me golpearon. Ya en aquella época no era fácil. El regalo más grande que he recibido es una vecina, que me dijo que yo era una parte de ellos. Ellos sabían que yo los quería. Esto es lo que hizo Jesús. Nosotros no tenemos necesidad de ser misioneros aquí, sino de vivir como Él.Es muy importante subrayar nuestro mensaje de amor para todos, porque probablemente falta un poco de amor en este país, un amor que nos abra hacia los otros. Con la visita del Papa, estos católicos esperan ser más aceptados.