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La religión ha asesinado el amor de Jesús en muchas personas, sin embargo todo aquel que tiene al Espíritu Santo tiene el amor de Cristo, pero de nada sirve sino se da. Jesús no solo predicaba, sino que también se preocupaba por la necesidades de los demás. Actualmente, las personas se preocupan más por sus intereses que por transmitir el amor de Jesús. Lo que la iglesia tiene que tener como prioridad es su relación con Jesús, debemos tener una revelación de ese amor por medio de una relación con Dios. Dios no es temor, religión o dogma, Dios es amor. Por eso, mucha gente se confunde, al ver gente que dice ser cristiana, pero que condena a los demás. La iglesia está llamada a dar el amor de Jesús a toda persona, el amor de Jesús es práctico. Lo que unía a los hombres de la Biblia a Dios era el amor hacia Él y eso les impedía actuar diferente a Jesús. Pablo le escribió una carta a Filemón sobre un hombre esclavo que fue liberado a causa de su fe cristiana y como era esclavo no tenía muchos recursos. Pablo le pidió a Filemón que lo ayudara, eso es una muestra de la revelación que tenía Pablo del amor de Jesús en su vida. Antes que una casa o dinero, debes pedir la revelación del amor de Cristo, porque un carro te bendecirá solo a ti, pero el amor de Dios bendecirá a todo tu entorno. El amor de Dios se da aunque no sea correspondido, no puedes condicionarlo. El amor que es entendido, no es amor, es interés. Romanos 8:35: ¿Quién nos separara del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tu amor hacia Jesús debe ser superior a cualquier circunstancia que te ocurra en la iglesia. No puedes atribuirle a Dios los problemas que tienes, porque si piensas que esas situaciones no las mereces, entonces tampoco mereces la salvación. El amor de Jesús es más alto que cualquier situación cotidiana, tu amor por Él, no puede estar subscrito a nada. Si tu servicio a Jesús está sujeto a cómo te traten entonces no amas a Jesús, tu servicio a Jesús no debe detenerse por ninguna tribulación o problema que te impida servirle. El amor que Jesús nos tiene es más grande que el amor que podamos sentir por otra persona. La revelación del amor de Cristo no debe ser mezclado con lo terrenal, no tendrás una revelación de Jesús hasta que no separes la relación vertical que tienes con Él y las cuestiones terrenales. Es un amor tan profundo que supera el amor hacia tu esposo(a), hijos y cualquier persona. Hoy día, la iglesia cristiana es superficial y se basa en psicología o en disciplinas humanas y en segundo plano, está el amar a Jesús. Si oras, pero no amas y perdonas, tu oración es en vano. Los líderes cristianos están más interesados en que la iglesia aprenda a dar dinero, pero que no ame ¿de qué sirve un creyente con dinero, pero sin amor en su corazón? Sin amor no podrá hacer avanzar el Reino de Dios y el mensaje de Jesús en la tierra. Dios tiene intereses más altos que los que el hombre establece como prioridades en su vida, es triste ver gente con prioridad en lo terrenal y no en el propósito de Dios. Mateo 6:31-32: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Jesús quiere gente diferente que no se enfoque en obtener bienes materiales o su propio bienestar, pues quienes colocan de primero al Reino de Dios, todo lo demás le será añadido. Jesús murió por todos, esperando que todo el mundo creyera en Él y lo hizo por amor. No existe nada que pueda separarte del amor de Jesús. El hecho que Jesús haya vencido al mundo, no quiere decir que no tendrás aflicciones, ellas sí vendrán, pero vencerás. Si tu amor por Jesús va por encima de lo que te sucede, ganarás. Así como Job quien esperó en Dios a pesar de una difícil circunstancia. La actitud en medio de la circunstancia, es lo que define a un hombre o una mujer de Dios. Necesitas una revelación del amor de Cristo, que vaya más allá de un tiempo orando, que sea un amor que inunde tu corazón, dirija tu pensamiento y lidere tus acciones. Es una relación estrecha con un Dios real y verdadero, que anhela tener una relación cercana con sus hijos.