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Comentamos hoy el segundo capítulo de la serie para televisión El laberinto del Tíbet, dedicado a su capital, Lhasa, cuyo nombre significa tierra de los dioses. Lhasa se encuentra en el valle del río Ki-chu, a 3.600 m de altitud. El coronel Ian Husband entró en la ciudad en 1904, para abrir el país al comercio británico. El Potala, residencia del Dalai Lama antes de su exilio, domina la ciudad, pero para los tibetanos es más importante el Jokhang (la casa del señor), la auténtica catedral budista, verdadero centro espiritual y meta donde acuden los peregrinos. En él está la principal estatua de Buda. El abad del Jokhang explica como las 'cuatro tradiciones' del budismo tienen el mismo objetivo: el sufrimiento y su forma de eliminarlo. Según el sermón de Buda en el parque de los Ciervos de Benarés, los tres venenos del alma son la ira, la ignorancia y el apego. El camino para eliminarlos es el Dharma (vía de renuncia y meditación). Lhasa está rodeada por tres círculos concéntricos, que son recorridos por los peregrinos alrededor de la ciudad. La circunvalación como práctica religiosa es heredada de los hindúes y se circunvalan las stupas, los templos y hasta las montañas, siempre en sentido de las agujas del reloj. El primer círculo, el más interno, se llama nangkhor y rodea el perímetro del Jokhang. Los peregrinos hacen girar los molinos de oraciones allí situados. El barkhor o segundo círculo concéntrico pasa por el mercado de Lhasa, del que el documental nos ofrece imágenes actuales y de archivo, éstas en blanco y negro, cedidas por el gobierno de la República Popular China. El lingkhor o anillo más exterior rodea Lhasa y marca la zona a partir de la cual se encuentra uno en territorio sagrado. Potala significa mansión y se refiere a la mansión de Avalokitesvara, buda de la compasión, del que los dalai lamas son reencarnación. Dentro del Potala están los panteones o stupas de todos los dalais. De ellos, el más destacado fue el quinto. En cambio el sexto llevó una vida disoluta entregado al alcohol y las mujeres. Algunos dalais murieron envenenados, víctimas de las intrigas palaciegas. El regente del quinto ocultó su muerte durante quince años, para poder seguir gobernando él. Según el explorador Prievalsky, la nulidad personal de los dalai lamas es una garantía para los chinos, los tradicionales enemigos de los tibetanos. El actual XIV Dalai Lama, Tenzin Gyatso, dice en la entrevista para este documental que la institución del Dalai Lama existirá sólo mientras así lo quiera el pueblo tibetano y narra algunos recuerdos de cuando era niño y residía en el Potala. El palacio y sus numerosos tesoros forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. El vicepresidente de la Región Autónoma del Tibet, gobernante pro-chino, explica en el documental cómo el Potala se salvó de la destrucción propiciada por la revolución cultural. No obstante la estructura del edificio, en gran parte de madera, está siendo deteriorada por la carcoma, y se encuentra en restauración. Aquí tienen un enlace de Una visita virtual al Potala. Tras la incorporación del antiguo Tíbet independiente a la República Popular se ha producido la llegada masiva de población china, de la etnia han principalmente, lo que ha dividido Lhasa en dos ciudades: la moderna china y la vieja tibetana. Pero los chinos han, muchos de ellos funcionarios, no se quedan en el Tíbet y regresan a sus lugares de origen cuando tienen la oportunidad. El documental termina con imágenes del Lukhang o templo de la serpiente, en el lago situado tras el Potala y con una visita al Norbulingka, el palacio de verano del Dalai Lama.