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Libro 4 de Macabeos 1 Como me dispongo a esclarecer una cuestión sumamente filosófica —si la razón piadosa es dueña absoluta de las pasiones—, os aconsejo que prestéis la máxima atención al razonamiento. El asunto, en efecto, no sólo debe conocerlo todo el mundo, sino que, además, incluye un elogio de la mayor virtud. Me refiero a la prudencia. De hecho, la razón parece dominar las pasiones adversas a la templanza, como la glotonería y el deseo, al igual que las que impiden la justicia, como la malevolencia, y también las que obstaculizan la fortaleza, como la cólera, el dolor y el temor. Pero alguien, en un intento de ridiculizar la cuestión, podría preguntar cómo, si la razón domina las pasiones, no es dueña del olvido y la ignorancia. En realidad, la razón no es dueña de sus propias pasiones, sino de las opuestas a la justicia, la fortaleza, la templanza y la prudencia, y de éstas no tanto para suprimirlas cuanto para no ceder ante ellas. Yo podría demostraros, con numerosos ejemplos tomados de aquí y de allá, que la razón piadosa es dueña absoluta de las pasiones. Pero lo demostraré mucho mejor con el ejemplo de la fortaleza de ánimo de quienes murieron por la virtud: Eleazar, los siete hermanos y su madre. Todos ellos, al desdeñar los dolores, incluso hasta la muerte, demostraron que la razón domina las pasiones. Me propongo, pues, elogiar por sus virtudes a los hombres que en este día murieron con su madre en defensa de la nobleza de espíritu. Además, los celebraré por los honores que merecieron. Admirados, a causa de su fortaleza y perseverancia, no sólo por los hombres en general, sino por sus mismos verdugos, promovieron el derrocamiento de la tiranía en nuestra nación al vencer al tirano con su perseverancia, de modo que nuestra patria fue purificada por ellos. Ahora paso a hablar de esto, una vez que he expuesto el argumento general según tengo por costumbre, y luego procederé a narrar su historia, dando gloria al Dios que todo lo sabe. Veamos si la razón es dueña absoluta de las pasiones. Para ello examinaremos qué es la razón y la pasión, cuántas formas de pasión existen y si la razón las domina todas. Razón es el entendimiento que elige con criterio correcto la vida de sabiduría, y sabiduría es el conocimiento de las cosas divinas y humanas y de sus causas: es la educación en la ley, por la que aprendemos, con la debida dignidad, las cosas divinas y, para nuestra utilidad, las humanas. Manifestaciones de la sabiduría son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Pero la más importante de todas es la prudencia, pues a través de ella la razón domina las pasiones. Entre éstas hay dos, el placer y el dolor, que tienen un gran alcance; ambas están enraizadas en la naturaleza humana, tanto en el cuerpo como en el alma. En torno al placer y al dolor, las pasiones tienen numerosas secuelas. Así, al placer lo precede el deseo y lo sigue la satisfacción; al dolor lo precede el miedo y lo sigue la preocupación.