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Domingo VI del Tiempo Ordinario (A), 16-2-2014 Hermanos, bienvenidos a la Eucaristía para dar gracias a Jesús por todo: nos acoge, bendice, nos anima y alimenta, nos da su sabiduría y la fuerza para vivir, cura nuestros pecados y nos invita a seguirle. San Pablo nos habla de la sabiduría de Dios que nos enseña todo, la sabiduría que da la verdadera felicidad. Jesús es la sabiduría del Evangelio. Jesús amplia la ley de Dios y nos explica cómo debemos amar a los hermanos, no por cumplir leyes sino por cambiar nuestro corazón. Lectura del santo evangelio según san Mateo (5, 17-37) En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No penséis que he venido a anular la Ley y los profetas: no he venido a anularlas, sino a hacerlas más completas. Os digo de verdad que la Ley se cumplirá hasta que el cielo y la tierra se acaben. La persona que no obedezca la Ley, incluso en las cosas menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, esa persona será la menos importante en el reino de los cielos. Pero la persona que cumpla toda la Ley y enseñe a cumplirla será importante en el reino de los cielos. Sabéis que antiguamente se dijo: "No matarás", y la persona que mate será castigada. Pero yo os digo: la persona que esté peleado con su hermano será castigada. Por eso, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a hacer la paz con tu hermano, y después vuelve a presentar tu ofrenda. Sabéis el mandamiento que dice "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: La persona que mira a una mujer casada deseándola, ya ha hecho adulterio con ella en su interior. Si tu ojo derecho o tu mano derecha te hacen pecar, sácate el ojo y córtate la mano y tíralos. Es mejor perder una parte de tu cuerpo que ser castigado con el cuerpo entero en el infierno. La Ley dice: "El hombre que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pero yo os digo: El hombre que se divorcie de su mujer, la anima a hacer adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio. Habéis oído que la Ley decía a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus promesas al Señor". Pues yo os digo que nunca juréis: Es suficiente decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»