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Bienvenidos a esta Eucaristía, hermanos. Las lecturas de hoy nos enseñan que desde nuestra pequeñez y humildad, igual que el grano de mostaza, si seguimos a Cristo y sus enseñanzas, daremos frutos en abundancia. El Señor es capaz de plantar (darnos) la fe en nuestro corazón que, abonada (gracias a) por las lecturas y enseñanzas de la Iglesia, crecerá y se hará fuerte lo mismo que un gran árbol. Escuchemos con mucha atención las parábolas que relata el Evangelio de hoy.