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Hermanos: Tenemos un gran Sacerdote que entró en los cielos: Jesús, el Hijo de Dios. Continuemos teniendo nuestra fe fuerte en Él. Tenemos un gran Sacerdote que puede tener lástima de nuestras debilidades, porque ha vivido todas nuestras mismas experiencias menos la del pecado. Por eso, debemos acercarnos a Dios con confianza, para poder recibir su misericordia y su Gracia. Cristo, cuando vivió en este mundo, rezó y pidió a Dios, que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humildad. Y Jesús, que era Hijo de Dios, aprendió a obedecer. Y así se ha convertido en principio de salvación eterna para todos los que creen en Él.