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La palabra “congregarse” significa “reunirse”; en el sentido bíblico se refiere a reunirnos como iglesia, como Cuerpo de Cristo, donde Jesús es la cabeza. En primer lugar me referiré a los mitos o principales excusas por las cuales los creyentes dejan de congregarse: 1.- Decir: “Dios está en todas partes”: es una doctrina de Satanás, no proviene de Dios. Él sí está en todas partes, sus ojos están en toda la tierra, pero no se manifiesta en todo lugar. Él creó la tierra, pero se manifestó en el Edén, palabra que significa “puerta abierta” o “lugar encantador”, no es un espacio físico en sí, es un ambiente, que Él escoge para manifestarse. Entonces, Dios colocó a Adán en ese lugar donde estaba ese ambiente para manifestarse, aunque estaba omnipresente en toda la tierra. 2 Crónicas 7: 11-16 “Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. (…) Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.” El primer templo lo construyó Salomón, un lugar donde el pueblo de Dios se reunía para adorarle, para reunirse como Iglesia y congregarse. Como respuesta a ello, su gloria llenó el templo y se manifestó, porque así lo eligió. Era un lugar “un Edén” para manifestar el mundo invisible al mundo visible, para bendecir a su pueblo. A partir de allí Dios estableció que debía existir un lugar para que su presencia se manifestara y donde se crea un ambiente en el que se pueda expresar. 2.- Decir: “Yo me congrego por Internet o por televisión: Mateo 18:20 “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” No es igual conectarse que congregarse. Ver la transmisión de un servicio por internet es conectarse, no congregarse que es “unirse al cuerpo de Cristo”. Es limitante para el creyente el conectarse porque restringe las bendiciones del cielo sobre su vida. Hay bendiciones de Dios dadas para los que se reúnen y congregan. El conectarse no calmará la necesidad del Espíritu Santo en ti de congregarte. Los programas que tenemos vía online son para que la gente conozca a Jesús y posteriormente se congreguen. 3.- Decir: “No tengo ganas o estoy cansado”: Romanos 12:11 “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” Congregarse requiere diligencia y esfuerzo. De esta forma, el que se esfuerza, avanza y prospera porque hay promesas para los que se congregan y vencen las resistencias. Nuestra humanidad desea satisfacer sus deseos y no los de Dios, por eso decimos que estamos cansados para venir a la iglesia, pero nos quedamos en casa viendo televisión o conectados en internet. Si estás fatigado y aún así, te congregas, Dios cumple su promesa porque Él multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Esto no es algo nuevo, o un problema en la iglesia del siglo XX. El apóstol Pablo expresó en Hebreos 10:25: “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. Ya en aquel tiempo operaba este mismo espíritu que hoy opera en algunos que tienen por costumbre dejar de congregarse. El diablo es un depredador por excelencia, que ha desarrollado técnicas para cazar creyentes. Busca aquellos más débiles, los aislados, que no se congregan. Su propósito es destruirle al encontrarlo solitario. Pero, congregarse garantiza fuerza y victoria para cada creyente. Beneficios de congregarme: 1.- Se desata la fe corporativa. Esta es la suma de la fe de cada hermano: Marcos 2:3-5 “Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.” Jesús fue muy claro en sus enseñanzas sobre estos principios. Cuando nos congregamos se desata la fe corporativa o del Cuerpo de Jesús que es la Iglesia. Cuando nos juntamos podemos lograr influenciar el cielo a favor de otros. Asimismo, hay dificultades que solos no podemos vencer, sino unidos a otros hermanos. Alguien puede recibir un milagro por causa de la fe de otros, como en el caso de los que llevaron al paralítico ante Jesús. Mateo 2:10-12 “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.”