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Juan Hyde 1865 - 1912 APÓSTOL DE ORACIÓN “Oh, Dios, ¡dame almas o moriré!” «Cuando nos mantenemos cerca de Jesús, es él quien atrae las almas a sí mismo a través de nosotros, pero es necesario que él sea levantado en nuestra vida: esto es, tenemos que ser crucificados con él. De alguna forma, es el yo que se levanta entre nosotros y él, y por eso el yo precisa ser tratado como él fue. El yo necesita ser crucificado. Solamente entonces Cristo será levantado en nuestra vida, y él no puede dejar de atraer las almas a sí mismo. Todo eso es resultado de la unión y comunión íntimas, o sea, comunión con él en sus sufrimientos». “Padre, dame estas almas o me muero!” A veces hablamos de la oración como de un privilegio. Otras veces hablamos de ella como de una responsabilidad. En la vida de Juan Hyde la necesidad y el privilegio de la oración, se presentaban juntas como una sola cosa. Hyde aprendió a conocer a Dios por medio de la oración. El Señor transformó su vida. Él lo guió a compartir sus intercesiones y sus sufrimientos, al igual que sus alegrías. En la teología de Juan Hyde el trabajo de Dios en la tierra no era un asunto de fatalismo. Él sabía que el hombre podía compartir la autoridad de Dios y cooperar en la obra de Él, en la vida de aquellos que necesitan salvación y liberación. A través de la oración intercesora, el señor Hyde pudo construir una avenida para que Dios obrara en convenciones, iglesias y en diferentes vidas. Juan Hyde comprobó que la oración era una fuerza evangélica en la India cuando, por fe, reclamó un alma al día, luego dos, luego cuatro. Esas oraciones fueron respondidas a medida que él salía entre la gente y testificaba de Cristo. Hyde era un colaborador de Cristo. Todos nosotros reconocemos que Dios u-sa a sus siervos para propósitos diferentes. Lutero llevó el mensaje de la justificación por la fe. Wesley fue el heraldo de la gracia de la santificación. Hudson Taylor animó a millares de personas para esparcir el Evangelio por fe en la provisión de Dios. Juan Hyde exploró un nuevo territorio en el vasto ministerio de la oración. Creo que no nos equivocamos al decir que Juan Hyde fue un apóstol de la oración. A la luz de este raro testimonio, deberían permanecer en nuestra memoria dos cosas. Primero, Dios es original en cada individuo redimido. El apóstol Pablo dijo: "Hay diversidad de operaciones, pero Dios que hace todas las cosas en todos, es el mismo". Dios no dará a todos el mismo ministerio que Juan Hyde tuvo. Segundo, si el Espíritu Santo controla nuestra vida, Él nos guiará a una vida efectiva de oración, no una copia de la de Juan Hyde, sino una vida distinta de oración, de nuestra propiedad. Él nos enseña a todos a orar. No sé en qué forma le afectará este libro. A mí me hizo darme cuenta de que hay mucho terreno espiritual para conquistar. Sólo podemos pedirle a Dios que podamos discernir la voz del Espíritu Santo que nos llama a orar. H. J. Brokke Bibliografía: JUAN HYDE APÓSTOL DE ORACIÓN PARTE I: Por Francis McGaw PARTE II: Por J. Pengwern Jones PARTE III: Por R. M’Cheyne Paterson Este libro fue descargado en PDF para ser convertido en audio-libro de la página web: https://diariosdeavivamientos.wordpress.com/ Link del libro en PDF: https://diariodeavivamiento.files.wordpress.com/2016/01/john-hyde-apostol-de-la-oracion-diarios-de-avivamientos.pdf Bendiciones, Cristo Viene