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https://www.facebook.com/dulcecorazondemaria1 https://www.youtube.com/user/dulcecorazondemaria Pasando por el Corazón abierto de la Madre de Dios al pie de la Cruz se llega al Corazón abierto del Hijo de Dios, y de aquí al Seno de la Santísima Trinidad. Nadie puede llegar a ese divino Corazón sin pasar por el Inmaculado Corazón de María; y nadie puede ir al hasta Dios si no pasa por el Sagrado Corazón de Cristo lacerado por nuestro amor. Paralelamente a Cristo, Nuevo Adán, que nos revela los secretos de su Sagrado Corazón y su Misericordia, aparece también la figura de María, Nueva Eva. Tanto Cristo con su Corazón abierto en la Cruz, como su Madre con el Corazón traspasado por una espada, consumen la victoria sobre el demonio, el pecado y la muerte. María dijo: “Al final mi Inmaculado Corazón triunfará”. Ella necesita de sus Apóstoles, para que abrazados por el divino amor enciendan el mundo entero. El triunfo de la Mujer misteriosa radica en una acción diametralmente opuesta a la acción de Eva. Eva pecó en su corazón, cuando concibió la idea de la desobediencia para pretender hacerse como Dios. María, la Nueva Eva, vence en su Corazón porque nace sin pecado original y adhiere libre y voluntariamente al Misterio de la Encarnación y Redención de los hombres, siendo así la enemiga por naturaleza y por antonomasia de la serpiente infernal junto a su Hijo. El Corazón Inmaculado es el lugar donde se produjo la más importante de las batallas de la historia profetizada por la Biblia en el libro del Génesis: “Pondré enemistad entre ti (la serpiente: Satanás) y la Mujer (la Virgen Madre de Dios), entre Su linaje y el tuyo, ésta (es decir, tanto la Mujer como su linaje: Jesús), te aplastará la cabeza…” (Gn 3, 15). Esta Mujer, la Madre de Dios, aplasta la cabeza de la serpiente con su Inmaculado Corazón, (“…la antigua serpiente que es el diablo o Satanás…” como nos dice el libro del Apocalipsis, [Ap. 12]). Corazón Inmaculado es Corazón sin mancha, “lleno de gracia” que triunfa sobre el pecado. La Santísima Virgen vence al demonio con su Corazón sin mancha, es decir, con toda la fuerza de su interior, con toda la fuerza de su mismo amor santo. Pbro. Carlos Spahn