1m 42slongitud

14 de febrero, 2011. Como cada domingo la plaza de San Pedro se llenó de peregrinos para rezar el ángelus junto a Benedicto XVI. El Papa reflexionó ante unas 30.000 personas sobre el "Mandamiento del amor" que reinterpreta la Ley judía o Torah. "Jesús lo explica con una serie de antítesis entre los mandamientos antiguos y su modo de reproponerlos. Comienza con: "Habéis oído que se dijo a los antiguos...", y después afirma: "Pero Yo os digo...", comenzó Benedicto XVI. El Papa explicó que las palabras de Jesús "Yo os digo" son un paralelismo que le eleva a la misma autoridad de Dios y lo convierte en fuente de la Ley. Benedicto XVI hizo estas reflexiones sobre la caridad a raíz de un incendio en el que murieron cuatro niños rumanos en Roma. El Papa aseguró que "a través de la fe en Cristo nos abrimos a la acción del Espíritu Santo, que nos permite vivir el amor de Dios". Benedicto XVI "Por eso cada precepto se convierte en una exigencia de amor y todos los demás se resumen en un único mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. La plenitud de la ley es la caridad". El Papa está actualmente terminando el segundo volumen de su libro "Jesús de Nazaret" que se presentará el próximo 10 de marzo y en el que reflexiona sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 13 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Para Benedicto XVI el Amor es la palabra que resume la ley y el camino del cristiano. Así lo explicó este domingo mediodía al rezar la oración mariana del Ángelus junto a los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Comentando el pasaje evangélico de este domingo, sobre el Sermón de la Montaña, en el que Jesús explica la nueva Ley que viene a traer al mundo cuando dice "No penséis que vine para abolir la Ley o los profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento". "Pero, ¿en qué consiste esta 'plenitud' de la Ley de Cristo, y esta justicia "superior" que Él exige?", se preguntó el papa. "La novedad de Jesús --respondió-- consiste, esencialmente, en el hecho de que Él mismo 'llena' los mandamientos con el amor de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo que habita en Él. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la acción del Espíritu Santo, que nos hace capaces de vivir el amor divino". "Por este motivo, todo precepto se hace verdadero como exigencia de amor, y todos se reúnen en un mandamiento único: ama a Dios con todo el corazón y ama al prójimo como a ti mismo". "El amor es la plenitud de la Ley", afirmó el obispo de Roma citando a san Pablo (Romanos 13, 10). "Ante esta exigencia, por ejemplo, el triste caso de los cuatro niños gitanos, fallecidos la pasada semana en las afueras de esta ciudad, en su barraca quemada, exige preguntarnos si una sociedad más solidaria y fraterna, más coherente en el amor, es decir, más cristiana, no habría podido evitar esta tragedia", aclaró. "Y esta pregunta es válida para otros muchos acontecimientos dolorosos, más o menos conocidos, que acontecen cotidianamente en nuestras ciudades y en nuestros países". El pontífice concluyó explicando que "Jesús es el Hijo mismo de Dios que bajo del Cielo para llevarnos al Cielo, a la altura de Dios, por el camino del amor. Es más, Él mismo es este camino: lo único que tenemos que hacer es seguirle para vivir la voluntad de Dios y entrar en su Reino, en la vida eterna".