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El Papa Pìo V puso esta oración en letras de oro en su palamí y concedió tantas indulgencias como estrellas tiene el cielo, arenas el mar e hierba el campo, a quien la rezare de rodillas delante de la Santísima Cruz. El Papa Eugenio III a instancias de San Bernardo concedió a quien dijese tres veces el Padrenuestro y Avemaría en honra de la Llaga de la espalda de Jesucristo, 300 días de indulgencias. Preguntando un día a San Bernardo en la oración al Señor, cuál había sido el mayor dolor que había sufrido en el curso de su pasión, respondió el Señor: "Yo tuve una llaga en la espalda de tres dedos de profundidad que me hizo la cruz; llevándola sobre los hombros; ésta ha sido la de mayor dolor y pena, la cual consideran pocos los hombres, por no serles conocida; pero tú tenla en veneración y sabes, cualquier gracia que me pidas por su virtud, te la concederé y a todos los que por ella me honren, les perdonaré sus pecados cotidianos, de los mortales no me acordaré más y conseguirán mis gracias".