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Exiliado que regresó a Jerusalén y a Judá en 537 a. E.C. después de los setenta años de exilio en Babilonia. (Esd 2:1, 2.) Era un caudillo israelita que colaboró con Zorobabel y que figura en el primer registro genealógico de la comunidad repatriada en Judá. (Ne 7:5-7.) El “hijo de Jaír hijo de Simeí hijo de Quis un benjaminita”. (Est 2:5.) Primo de Ester, bastante mayor que ella, que fue su “cuidador”. (Est 2:7.) Solo se habla de Mardoqueo en el libro bíblico de Ester, donde se relata el importante papel que desempeñó en el Imperio persa a principios del siglo V a. E.C. Todo indica que fue el escritor del libro de Ester. Todos tenemos un Mardoqueo. ¿Cómo lo tratas? ¿Qué estás haciendo con él ó ella? No me refiero a problemas con tu cónyuge, porque ese es otro tipo de situación, ni problemas familiares. Sino, casos de dificultades con terceros que no son parte de tu familia inmediata. En la historia de Ester podemos ver ese personaje curioso de Mardoqueo. Notemos varios puntos: • Mardoqueo llega a ocupar un lugar central en el desarrollo del reino, aparentemente, no por un esfuerzo ó intento de su parte, si no, más bien, por dos circunstancias algo fortuitas – aunque sabemos que Dios estaba guiando la situación, sabiendo que eventualmente eso salvaría a Su Pueblo Israel. • Una de las cosas que le dio cierta ventaja a Mardoqueo, fue el hecho que tuvo una sobrina que quedó bajo su cuidado ó tutela y, que era tan hermosa que el Rey Asuero eventualmente la escogió por esposa. • La segunda circunstancia que obró a favor de Mardoqueo fue la oportunidad “accidental” que tuvo de descubrir un complot contra el Rey (Ester 2:21,22). En cierto sentido, eso fue algo que prácticamente le salvó la vida - cuando el Rey se acordó del beneficio que le había hecho Mardoqueo. • Uno no puede predecir ni anticipar qué serie de circunstancias harán que alguien llegue a estar en una posición en la que se convierte en un Mardoqueo. En efecto, se puede decir que ambas situaciones eran el resultado de cierto éxito en la vida de Mardoqueo. • Mardoqueo se convirtió en la piedra de tropiezo para Amán. Incluso, llegó a ser la ruina de Amán, porque Amán terminó odiándolo a Mardoqueo, aunque Mardoqueo no había hecho nada malo - nada que ameritara todo ese odio y resentimiento que Amán derramaba sobre él. • Realmente, Mardoqueo no era una persona contenciosa, pero sí una persona segura de sí mismo. Dice la Biblia que Mardoqueo, mientras que “todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba” Ester 3:2. Ahora, no lo hacía sólo por ser un rebelde, sino que, como judío que era, sentía que sólo Dios merecía esa clase de respeto y honra. ¿Cómo sabemos eso? Porque en el v. 4 dice: “porque ya él les había declaro que era judío.” • Pero, Amán llegó a enfurecerse contra él, por no mostrarle respeto como Amán creía que debía hacer. “Y vio Aman que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira” Ester 3:5. Su enojo llegó a tal grado, que no sólo decidió destruir a Mardoqueo, sino a todo el pueblo israelita. • El problema de Amán fue, que no supo reaccionar ante su Mardoqueo. Él quería que obligadamente las personas lo honraran no reconociendo que, hay que ganarse el respeto no exigirlo.