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Después de leer los deprimentes acontecimientos presentados en los últimos capítulos de Jueces, es muy refrescante llegar a este agradable y significativo libro que describe algunas de las cosas buenas que acontecieron durante el período de los jueces. En las escrituras hebreas, Rut es el segundo de los cinco libros llamados Meguilot (Rollos), que son leídos en los principales días santos judíos; Rut se lee cada año durante Pentecostés. Los acontecimientos descritos en el libro pueden haber ocurrido durante la administración de Gedeón (Jue 6:7--8:32; entre los años 1162--1122 a.C.). Algún tiempo había pasado entre los eventos de la vida de Rut y la escritura del libro. David es mencionado en Rut 4:22. Probablemente el libro se escribió durante la época de Samuel (1100--1020 a.C.), quien tal vez fue el autor. El libro de Rut contiene tragedia, lealtad, amargura, humor, ternura, amor, ansiedad y una conclusión muy feliz. Tiene bien merecida su reputación como una obra maestra literaria. No sólo Rut es el relato de una hermosa historia de amor; también contiene profundo significado teológico. La idea del pariente redentor es prominente en el libro; el Antiguo Testamento aclara que quien cumple con esta función no sólo debe ser pariente de sangre de la persona en necesidad de redención, sino que también debe estar dispuesto y ser capaz de redimir. La redención financiera, con el pago de las deudas del difunto, está incluida. En Deuteronomio 25:5--10 se describe el matrimonio de un cuñado con su cuñada. Según esa regulación, cuando un israelita casado moría, su hermano estaba obligado a procrear un hijo y nombrarlo según el difunto. Por una aplicación excepcional de esa escritura, Booz se casó con Rut y llegó a ser pariente redentor de Rut y Noemí. El libro de Rut empieza con un hombre de Belén y su familia viajando a Moab, donde se asentaron y sus dos hijos tomaron esposas: Rut y Orfa. Durante el curso de los años tanto el padre, Elimelec, como sus dos hijos, Mahlón y Quelión, murieron. La viuda de Elimelec, Noemí, decidió volver a Belén e instó a sus nueras a volver a los suyos. Después de persuadirlas, Orfa partió, pero Rut demostró su lealtad a Noemí al decidir acompañarla a Belén. Las dos viudas llegaron allí en la época de la cosecha de cebada. Rut fue al campo a cosechar y aconteció que fue a la parte del campo que pertenecía a Booz, que era de la familia de Elimelec. El rebuscar era un privilegio que los pobres tenían, permitiéndoseles recoger del grano que quedaba de las cosechas. Mientras Rut rebuscaba, recibió trato preferencial por parte de Booz. Noemí le informó a Rut que Booz era su pariente. Aunque Noemí tenía derecho a hacer uso de la ley del pariente redentor, ella ideó un plan mediante el cual Rut se presentaría como la persona con quien él debiera casarse. Había un pariente más cercano, pero no estaba dispuesto a redimir la propiedad de Elimelec, lo que incluía a Rut y Noemí. Librando cada obstáculo, Booz se casó con Rut quien después dio a luz al abuelo del rey David. En una demostración asombrosa de la gracia de Dios, Rut, mujer gentil, fue incluida en la genealogía de nuestro Señor Jesucristo (Mt 1:5). En un sentido espiritual, el papel del pariente redentor se cumple en Cristo. Al encarnarse, El llegó a ser nuestro redentor; por su deidad y vida impecable, llegó a ser nuestro redentor; por amor, El estuvo dispuesto a ser nuestro redentor. Por medio de la fe en Jesucristo se reciben las bendiciones de la redención. El tema más importante en el Libro de Rut es del pariente-redentor. Booz, un pariente de Rut por el lado de su esposo, actuó según su deber como se indica en la Ley Mosaica para redimir a un pariente pobre de sus circunstancias (Lev. 25:47-49). Este escenario es repetido por Cristo, quien nos redime de la pobreza espiritual y de la esclavitud del pecado. Nuestro Padre celestial envió a Su propio Hijo a la cruz, para que pudiéramos hacernos hijos de Dios y hermanos y hermanas en Cristo. Al ser nuestro Redentor, nos convertimos en Sus parientes