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jinetes del wi-fi escucho tu voz latosa desde el caracol viniste a rescatarme de años y años de mi cuerpo hundido yo soy la misma de siempre y otra princesa antigua en mi castillo de fibra óptica vení, te llevo al aconcagua a cruzar los andes sin capa y sin espada cabalgamos por la internet y nos alimentamos de poesía somos voraces y vegetarianos desde el futuro escribimos poemas épicos -quememos libros quememos todo lo sagrado- tengo que inventar rutas nuevas para vivir y decirte cosas que a nadie le importan estamos en todos lados al mismo tiempo en mi mapa no figuran caminos ni encrucijadas ya no hay papiros con los bordes enrollados vinimos de camping sin brújula y sin cantimplora pero el viento es favorable tenemos el amparo de la red la telaraña nos conecta con nuestros amigos del medioevo. -tenés linda voz, me gustaría editarla con pro tools- mi temperatura sube como si fuera verano, sí, es verano tengo náuseas, me arde la nuca, todo eso. todavía no encontré el rumbo pero no me perdí en lo oscuro no me identifiqué con los suicidios en masa de japoneses adentro de un auto sólo dejé atrás todos mis rituales tenía sueño dormí noches y días enteros enterrada en la cama suspendida en la red de todos los insomnes que tejí con lo que no es ni lindo ni feo yo dormía y dormía protegida por un aliento virtual. hay voces mías en todos los poetas del universo, porque estamos hermandados gracias al wi-fi un poema no se construye con luces de neón aunque seamos hermosos hay que picar la roca para encontrar el diamante. después del sueño cabalgamos, esquivamos las bicicletas, la masa crítica los autos que putean y tocan bocina pero el sol no llega hasta internet. me gustaría ser de cable estar siempre colgada en el aire sortearía más rápido las sendas de la banda ancha pero soy de carne, respondo a la ley de gravedad tengo peso, voy lento y también tengo un corazón con arritmia.