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http://fmradioluz.com/martinlutero.html En Radio Luz a las Naciones presenta: Biografías de grandes cristianos – Orlando Boyer – Historia de la Iglesia "Visité el viejo templo de Nueva Inglaterra, donde Jonatán Edwards predicó su conmovedor sermón: Pecadores en las manos de un Dios airado. Edwards sostenía el manuscrito tan cerca de los ojos, que los oyentes no podían verle el rostro. Sin embargo, al acabar la lectura, el gran auditorio estaba conmovido. Un hombre corrió hacia él clamando: '¡Señor Edwards, tenga compasión!' Otros se agarraban de los bancos pensando que iban a caer en el infierno. Vi cómo se abrazaban a las columnas para sostenerse, pensando que había llegado el juicio final. "El poder de aquel sermón aún tiene un gran impacto en el mundo entero. Pero conviene conocer algo más de su historia, la parte que generalmente se suprime. Durante tres días Edwards no había tomado ningún alimento, y por tres noches no había dormido. Había rogado a Dios sin cesar: '¡Dame la Nueva Inglaterra!' Después de levantarse de orar, cuando se dirigía al púlpito, uno de los allí presentes dijo que su semblante era como de quien, por algún tiempo, hubiera estado contemplando el rostro de Dios. Aun antes de abrir la boca para pronunciar la primera palabra, la convicción del Espíritu Santo cayó sobre el auditorio." Fue así como se expresó J. Wilbur Chapman en sus escritos sobre Jonatán Edwards. Con todo, ese célebre predicador no fue el único que luchó con Dios en oración. Al contrario, después de leer cuidadosamente las biografías de algunos de los más destacados personajes de la Iglesia de Cristo, llegamos a la conclusión de que nunca se puede atribuir, con razón, su éxito únicamente a sus propios talentos y su fuerza de voluntad. Por cierto, un biógrafo que no cree en el valor de la oración, ni conoce el poder del Espíritu Santo que obra en el corazón, no menciona que la oración sea el verdadero misterio de la grandeza de muchos cristianos. Leímos, por ejemplo, dos libros bien escritos, sobre la vida de Adoniram Judson. Cuando estábamos por llegar a la conclusión de que había algunos verdaderos héroes en la Iglesia, realmente grandes por si mismos, encontramos otra biografía escrita por uno de sus hijos, Eduardo Judson. En esa valiosa obra se descubre que aquel talentoso misionero pasaba diariamente horas de la madrugada y de la noche en íntima comunión con Dios. ¿Cuál es entonces el misterio del increíble éxito de los grandes cristianos en la Iglesia de Cristo? No hay en esto ningún misterio para aquellos que andan con Dios en oración, como anduvieron esos hombres. Ciertamente, aquí no empleamos la palabra "grande" en el sentido pagano, es decir, de grandes personajes que han sido divinizados. La Biblia habla de "hombres que se han destacado por su valor", de "los valientes", "los fieles", "los vencedores", etc., y sus biografías nos inspiran como los sermones más ardientes, destacados y emocionantes. Cuántos creyentes se contentan con solamente escapar de la perdición! ¡Cuántos ignoran "la abundancia de la bendición del evangelio de Cristo"! (Rom_15:29.) "La vida en abundancia" (Jua_10:10) es mucho más que la valiosísima salvación, como se ve al leer estas biografías. Que el ejemplo de los grandes cristianos nos induzca a buscar las mismas bendiciones, hasta "que sobreabunden" (Mal_3:10).