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¿Cuántas veces has escuchado el Evangelio y cuántas veces hasta hoy te has resistido voluntaria y decididamente a ignorar el llamado que Dios te hace? Bien, llegará un día donde el pecado ahogue la tenue llama de la verdad de Dios en su corazón y la dureza de su corazón llegue a tal punto, que quizás jamás podrá arrepentirse. ¿Por qué? es la pregunta de muchos. La respuesta yace en el hecho que si Dios te entrega a una mente reprobada, jamás habrá regreso de ese estado al que llegaste por tus propios medios después de persistente y decididamente ignorar a Dios y a Su mensaje del Evangelio.