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Era uno de los últimos hombres que todavía vivía de los que habían caminado y hablado con Jesús. Casi todos sus mejores amigos habían muerto; muchos habían sido matados por los romanos. Y ahora, había sido enviado al exilio a Patmos, una rocosa isla solitaria en el mar Egeo. Pero de este aislado puesto de soldados del imperio romano, nos viene algo extraordinario: uno de los cuadros más resplandecientes del futuro que alguna vez ha sido pintado, una de las visiones más animadoras que alguna vez ha sido comunicada. Hoy descubriremos porqué un hombre que estaba tan aislado de la sociedad pudo comunicar un mensaje a las generaciones del futuro en forma tan poderosa.