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Juan 15:1-2. Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Tenemos que dar frutos, no podemos seguir siendo los mismos, lo único que nos va a diferenciar del mundo es la excelencia para Cristo. Jesús es el árbol que da mucho fruto y si estamos apegados a Él vamos a dar muchos frutos, tenemos que revisarnos a nosotros mismos. Pedro se desconectó de Jesús y lo negó tres veces, no podemos desconectarnos debemos dar frutos, morir al yo, al materialismo, a las cosas de este mundo. Aunque pases por problemas mantente pegado a Jesús. Juan 15:16. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Él nos eligió, le plació sacarnos del pecado, nos escogió para avergonzar al mundo, tengo que conocer mi corazón, examinarme para ver si hay buen fruto. El que no lleva buen fruto, será cortado. A pesar de lo que hemos hecho el Señor sigue trabajando con nosotros. No podemos perder el tiempo y desconectarnos del Señor, debemos mantenernos leyendo la palabra, debemos dar frutos de arrepentimiento, frutos de amor. Jesús confía en nosotros, el sembró esa semilla en nosotros y es por eso que debemos dar muchos frutos. Si tiene éxito espiritual, vas a tener éxito en lo secular. Marcos 4:15. Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones. No podemos descuidarnos, y dejarnos robar la bendición por la pereza, a veces viene el desánimo, es una lucha constante, el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos, esto lo tenemos que combatir en la habitación, en la intimidad con Jesús. Él es nuestro ayudador, debemos conectarnos inmediatamente con Jesús. Conéctate con Jesús, no seas esa semilla que se queda a mitad del camino. Marcos 4:15-17. Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan. Esta son las personas que se mueven por emoción, reciben la palabra con gozo, pero no permanecen. No permitas que tu corazón se desvíe, no seas oidor emotivo. Marcos 4:18-19. Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Son personas que se distraen con facilidad de su objetivo y no se concentran. No podemos dejarnos engañar por las riquezas, aunque las tengamos no podemos desconectarnos de Jesús. Marcos 4:20. Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Esto son aquellos que permanecen conectados a Jesús, pues sin él nada podemos hacer. Dios nos exige dar frutos espirituales y seculares. Gálatas 5:22-25. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Un cristiano que da fruto al ciento por uno debe actuar así.